Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. San Marcos 1:10,11
Desde el libro de Génesis nunca ha habido una revelación mayor o expresión de la unidad de la trinidad a la que hayamos sido llevados.
En la escena de Mateo 3:16, 17 Dios está reconociendo al Hijo; Jesús el Hijo está cumpliendo toda justicia al ser bautizado por Juan. El Espíritu Santo está sellando y ungiendo a nuestro Señor para que hiciera y terminara la obra para la que Él fue enviado. ¡Hermano! usted y yo somos partícipes de esa unidad sobrenatural como está escrito en Efesios 4:3 "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz".
Ahora, debido a esta exhortación debemos preguntarnos a nosotros mismos, como ministros, ¿Quién está realmente edificando la iglesia de nuestro Señor Jesucristo, Dios o el hombre? Pedro confesó en el evangelio de Mateo que Jesús es el Cristo, pero lea lo que Jesús le preguntó. Mateo 16:13-15 dice: " Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Observe cómo el Señor se dirige al conocimiento de los discípulos preguntando lo que ellos percibían acerca de quién era Él.
Considerando los tiempos en que estamos viviendo, esto nos servirá también para meditar en su pregunta. En Mateo 16:17-18 “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Ahora vamos a poner énfasis en la palabra vital "Yo".
Hay mucha evidencia, que los ministerios están descuidando la persona del Espíritu Santo en las enseñanzas y la predicación. Al hacer esto se comete un gran error, porque en el momento que usted descuida al Espíritu Santo, que es el único que conoce la mente de Dios, usted sólo traerá enseñanzas centradas en el hombre. I Corintios 2:11 lo confirma: " Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios." ¿Está Cristo edificando la iglesia o nosotros? Está bien claro, el ministerio no es una obligación, ni es una profesión; el ministerio es el Espíritu de Cristo obrando a través de nosotros, el ministerio es Jesucristo edificando Su iglesia. Él es la energía y el poder detrás de la obra. Mirad esta advertencia: en el momento en que usted pone un precio al ministerio, ya sea dinero, una palmadita en la espalda, o el reconocimiento de la plataforma, ha cometido un gran error. Le digo la verdad, esto es una idea carnal y cosechará resultados carnales.
Hay mucha evidencia, que los ministerios están descuidando la persona del Espíritu Santo en las enseñanzas y la predicación. Al hacer esto se comete un gran error, porque en el momento que usted descuida al Espíritu Santo, que es el único que conoce la mente de Dios, usted sólo traerá enseñanzas centradas en el hombre. I Corintios 2:11 lo confirma: " Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios." ¿Está Cristo edificando la iglesia o nosotros? Está bien claro, el ministerio no es una obligación, ni es una profesión; el ministerio es el Espíritu de Cristo obrando a través de nosotros, el ministerio es Jesucristo edificando Su iglesia. Él es la energía y el poder detrás de la obra. Mirad esta advertencia: en el momento en que usted pone un precio al ministerio, ya sea dinero, una palmadita en la espalda, o el reconocimiento de la plataforma, ha cometido un gran error. Le digo la verdad, esto es una idea carnal y cosechará resultados carnales.
Hay varias verdades absolutas que he aprendido en los treinta años que el Señor nos ha mantenido en este ministerio. En el momento en que usted entra en el Cuerpo de Cristo, entra en el mayor propósito, plan y diseño divino, en el que usted y yo, ni siquiera las huestes celestiales pudiésemos imaginar. Esto no es una cosa pequeña a la cual usted y yo hemos tenido el privilegio de ser puestos. Este es el pensamiento del Padre revelándose a nosotros. Génesis 1 nos da un absoluto: que Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están unidos. La unidad en el Espíritu es una revelación divina que nunca puede cambiar. En la Sagrada Escritura Nuestro Señor ha tomado títulos para describir Su persona, el Principio y el Fin, el Alfa y la Omega, el Primero y el Último. El título El Principio y El Fin significa que todo se originó y existe por Él y que todo termina con Él.
La Escritura nos muestra que el Espíritu Santo también es descrito por títulos. Hebreos 9:14 lo menciona a Él como el Espíritu Eterno. El Espíritu Santo ha sido energizante, poderoso y a la Palabra de Dios ha dado creatividad desde el principio de la creación (Génesis 1:1,2). Gracias a Dios que hemos sido incluidos en esta unidad.
Otro absoluto es la grandeza del llamado de Dios que hemos recibido en Cristo Jesús. Todos los ministerios bajo la unción del Espíritu Santo deben tener el objetivo de enseñar y ayudar al Cuerpo de Cristo a comprender la naturaleza y la grandeza de nuestro llamado por Dios en Cristo Jesús.
El ministerio es la idea del Padre, es Su pensamiento revelándose. A menos que usted siga creciendo en la gracia y en este conocimiento, no entenderá el conflicto con la oposición que tratará de detener la obra del llamado de Dios en su vida. ¿Qué significa este conflicto y por qué Dios lo ha permitido? Sin conflicto usted nunca conocerá la disciplina y la victoria del llamado de Dios en su vida.
Me entristece decir que he visto muchos de los hijos de Dios cuyas vidas nunca cambian. Tenemos una obligación y una responsabilidad, primero a Cristo y después unos a otros para crecer en Él. Cristo Jesús pagó un precio increíble para redimirnos, para poder procurar lo que Pablo declaró en Filipenses 3:10: "A fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección. "
Es obvio que la iglesia no está lista para hacer frente a algunas de las mayores batallas que se avecinan para nosotros. ¿De dónde vendrá el poder para vencer las batallas? El Espíritu Santo es la fuente de poder, Él lo es todo. Esto preocupaba a los discípulos cuando Jesús dijo en Juan 16:7 " Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendrá a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré." Observe cómo Él deja muy claro a sus discípulos que Su venida y vestirse de carne y sangre no era el fin, sino un medio para un fin.
Es obvio que la iglesia no está lista para hacer frente a algunas de las mayores batallas que se avecinan para nosotros. ¿De dónde vendrá el poder para vencer las batallas? El Espíritu Santo es la fuente de poder, Él lo es todo. Esto preocupaba a los discípulos cuando Jesús dijo en Juan 16:7 " Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendrá a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré." Observe cómo Él deja muy claro a sus discípulos que Su venida y vestirse de carne y sangre no era el fin, sino un medio para un fin.
Observe cómo Él deja muy claro a sus discípulos que Su venida y vestirse de carne y sangre no era el fin, sino un medio para un fin.
El gran propósito por el que vino nuestro Señor, fue para enviar al Espíritu Santo después de que Su propia obra de redención fue terminada. La mente de los discípulos se hizo añicos cuando Jesús les dice: "Os conviene que yo me vaya. En ese momento Sus esperanzas habían llegado a su fin, pero el Señor se refirió al Espíritu Santo como el Consolador quien los confortaría.
Cristo valora su regreso en el Espíritu, el Espíritu de Cristo. Medite en lo absoluto que el Espíritu Eterno está dentro de nosotros, el mismo Espíritu que está en Dios Padre y en el Hijo de Dios. En el momento en que hemos recibido a Cristo, hemos sido limpiados por la sangre del Cordero y nuestros corazones se han preparado para que el precioso Espíritu Santo entre en nuestras vidas y comience el proceso de transformación (Ezequiel 36:25, 27). Ahora tenemos una nueva naturaleza. Somos una nueva creación puestos en Cristo Jesús con todos los recursos provistos por el Espíritu.
Esto es tan importante que el Cuerpo de Cristo entienda. Sin embargo, es triste decir que hemos descuidado esta divina y gloriosa Persona de la Trinidad y lo hemos puesto a un lado en gran parte del ministerio de hoy. En estos tiempos hay tanta confusión, apatía, duda, incredulidad, debilidad y limitación en la iglesia. Esto es tan contrario de lo que Jesús dijo en Hechos 1: 8: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y ME SERÉIS testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Sin embargo, a pesar de toda la ruina que vemos, nada ha llegado por sorpresa a Dios. En Su soberana sabiduría, Él ha hecho esta provisión para todos y Su último propósito será cumplido en el tiempo señalado.
Hace años el Espíritu Santo me hizo volver a leer cuidadosamente y tomar nota de Mateo 3:17, donde Juan bautiza a Jesús: " Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia". Esto es un absoluto, nunca va a cambiar. Si Dios que creó los cielos y la tierra, y sostiene todas las cosas con la palabra de Su poder es satisfecho (complacido) con Cristo, ¿no deberíamos nosotros estar satisfechos con Cristo? Como miembros del Cuerpo de Cristo tenemos la responsabilidad de tener la revelación fresca de este tremendo absoluto.
Hemos llegado a un punto donde nuestra actitud ha cambiado enormemente con respecto a Cristo Jesús. Las actitudes pueden cambiar, ¡pero los absolutos no! Llegamos a ser complacientes y fácilmente distraídos y vencidos por nuestras propias ideas y razonamientos.
El plan de Dios continúa a pesar de toda la diversión, la distracción y la debilidad, Él hizo provisión para ello. El habló y existió, y Él hará que suceda. Las enseñanzas centradas en el hombre dicen que Dios espera en nosotros, pero déjenme decirles que, Su plan es justo a tiempo.
Es el momento de conocer que el Espíritu Santo ha sido comprometido para ver el plan de Dios consumado. Dios está en control, no importa dónde estemos en el mundo. El Espíritu Santo se ha comprometido a mantenernos en la soberanía absoluta de Dios. Debemos pedir al Espíritu Santo que ilumine nuestros corazones y traiga revelación a nuestro espíritu para que nuestra mente pueda ser renovada.
Tenemos que ser capaces de ver las circunstancias como Dios las ve, no por las opiniones de los hombres o controladas por el espíritu del mundo. Sabemos que nuestro Dios, nuestro Padre está en control. Todo sigue su curso. Considere estas profundas declaraciones, Gálatas 4:4 " Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo. " Y en Efesios 1:10 "del cumplimiento de los tiempos. " Dios creó los tiempos, estaciones, el sol, los días y los minutos para cumplir con Su propósito. ¡Dios es impresionante!
El Espíritu Santo está preparándonos y limpiándonos con Su Palabra, todo esto es parte del proceso de edificar Su iglesia. El Espíritu Santo es celoso por nosotros y obra en nosotros el querer como el hacer de Su buena voluntad. Estamos aquí para complacer a Dios. Fuimos creados para el placer de Su gloria, nada menos.
El Espíritu Santo está preparándonos y limpiándonos con Su Palabra, todo esto es parte del proceso de edificar Su iglesia. El Espíritu Santo es celoso por nosotros y obra en nosotros el querer como el hacer de Su buena voluntad. Estamos aquí para complacer a Dios. Fuimos creados para el placer de Su gloria, nada menos.
Cuando venimos a Cristo Jesús, entramos en la eternidad y Él nos está llevando a la plenitud de Cristo. El Espíritu Santo terminará Su obra. Está escrito en Juan 16:12: "Aun tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber todas las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. " Selah” El Espíritu que conoce las cosas profundas que están en el corazón de Dios, lo traerá a la luz y lo revelará a Sus hijos.
Considere también la Iglesia, lo que el Espíritu Santo está diciéndonos hoy. Discierna bien lo que está escuchando. Que el Espíritu de la Verdad sea el poder que le ayude a tomar decisiones correctas, estar seguro de su salvación. Cuestione cualquier enseñanza fuera de la base de las Escrituras. Esté alerta en su espíritu y corazón. Proteja su corazón. No permita que la contradicción eche raíces. Nosotros fuimos creados por Él y para Él. Colosenses 1:16.
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